martes, 1 de abril de 2014

Lazarillo siglo XXI


Estimada señora jueza:

Ya que usted me pregunta lo ocurrido quiero explicarle todo desde el principio, mi madre me tubo con tan solo quince años, era solo una niña y muchas veces se dispuso abortar pero no tubo valor, mi padre solo fue un rollo de una noche, el tenia mujer e hijos y nunca quiso saber nada de mi, ya tenia su familia formada.

Cuando yo tenia seis años quedo mi madre nuevamente embarazada, del mismo hombre que nuevamente la dejo nada mas saber lo ocurrido, esta ves se fue para no volver, nueve meses después ya nació mi hermanastra, era preciosa, morena con unos ojos negros como el carbón, se llamaba Vanesa.

Vivíamos con mi abuela en un barrio pobre, mi madre todavía era joven para independizarse, eso decía mi abuela, además tampoco tenia dinero para comprar una nueva vivienda.

Mi abuela murió tres años después, nos dejo su casa y todos sus vienes ya que mi madre era hija única, tampoco era gran cosa pero por lo menos nos daba para comer algo.

Mi madre empezó ha trabajar de limpiadora para una mujer del barrio, Marisol, esta mujer era una de las pocas personas que tenían dinero, tampoco se le ponía decir que tenia mucho pero por lo menos tenia para llegar a fin de mes teniendo para comida, agua, luz, gas y una de las mejores casas de todo el barrio, tenia muchas joyas porque al parecer su padre era joyero y diseñaba todas las joyas que vendía y se quedaba siempre una muestra de recuerdo, esta mujer siempre que íbamos a su casa nos daba de merendar magdalenas y bizcochos que estaban muy buenos, era una mujer simpática y  anciana, tenia sesenta y ocho años años.

Yo como es normal nunca fui a la escuela, me tenia siempre que quedar en mi casa cuidando de mi hermana y de la casa, además era demasiado caro escolarizarnos, todo lo que tenia que aprender me lo enseñaron en la calle, aprendí a valerme por mi misma para no tener que pedirle nada a mi madre ya que ella siempre llegaba tarde a casa y siempre llegaba algo rara.

Apenas teníamos dinero y lo que ganaba mi madre era apenas doscientos euros al mes y no todo iba para nuestro bien, mi madre siempre decía que había que dejar algo siempre para los “vicios”. No pagaba la luz ni el agua así que nos la cortaron la luz y teníamos que estar siempre con velas para alumbrarnos y la electricidad la cogíamos de las farolas que había en la calle.

Un día nos hizo una visita un hombre muy puesto llamado Cristián, era un amigo de mi madre, pero este parecía diferente, nos saludo y se presento, los otros solo venían de noche o para recoger a mi madre y llevarla a cenar, mi madre nos los presento como su novio, no nos tubo que explicar nada lo entendimos perfectamente.

Cristian era un señor muy bueno, aunque un poco misterioso, siempre llegaba para cuidarnos cuando mi madre se iba a limpiar a casa de Marisol, nos hacia el desayuno, se quedaba un rato con nosotras y luego se iba por asuntos de trabajo, o eso es lo que el decía, siempre iba acompañado de un maletín o de un bolso para hombre de cuero, se le veía de dinero, eso nos ayudo a mejorar la economía en casa y a que pusieran otra vez la luz y el agua.

Un día cuando yo tenia ya trece años me levanto mi hermana antes de la cuenta porque decía que no podía dormir, serian las seis de la mañana, cuando estábamos despiertas escuchamos a mi madre hablar con Cristian de algo de unas joyas y de venderlas, al poco tiempo de escucharlos entro mi madre en el cuarto y nos dijo que cogiéramos solo lo imprescindible, nos vistiéramos rápido y nos montáramos en el coche de Cristian que nos estaba esperando en la puerta de casa, nos dijo que no preguntáramos que solo nos diéramos prisa, nosotras sin saber el porque le hicimos caso. Llevábamos ya por lo menos una hora de camino en coche asta que llegamos a un lugar que parecía estar alejado de todo, era un barrio muy extraño hay nadie parecía ser de fiar. Cuando paramos nos recibió una mujer muy simpática, que se llamaba como yo, Patricia, ella nos dijo que diéramos una vuelta por el barrio mientras que ella hablaba con Cristian y mi madre.

Pasaba el tiempo y nosotras nos impacientábamos por saber que era lo que tanto hablaban en aquella casucha, cuando íbamos por las calles todo parecía muy siniestro, se escuchaban personas gritar, llorar a niños corriendo, portazos, amenazas... aquel barrio no me gustaba nada en absoluto.

Por fin terminaron de hablar y salieron de la casa, mi madre nos estuvo diciendo que este iba a ser nuestro nuevo hogar, que esta vez tenían mucho dinero, pero que primero tenían que invertirlo  para que este dinero aumentase y nos pudiéramos ir a un lugar de mas calidad, a donde quisiéramos nos dijo.

Meses después estábamos en casa todos viendo la tele, cuando de repente se escucharon sirenas y a todo el mundo gritar mi madre y Cristian se pusieron muy nerviosos y lo primero que nos dijeron fue que subiéramos a la habitación y nos escondiéramos y que pasara lo que pasara nuestra madre era Patricia Duran, antes de darnos cuenta ya se los habían llevado, a mi madre se la escuchaba desde arriba gritar que no se la llevaran que no era justo, nosotras teníamos miedo, mi hermana lloraba con el corazón encogido, no podíamos hacer nada, teníamos que hacerle caso.

Esta fue la ultima vez que vi a mi madre, Patricia acogió a mi hermana como a una hija, ella necesitaba una madre y ella no podía tener hijos porque era estéril de nacimiento, yo no acepte que ella me cuidara, sabia cuidarme por mi sola, o eso pensaba.

Patricia tenia como un “gran empresa” montada, vendía droga, marihuana para ser exactos era un trabajo muy bien pagado, yo y mi hermana la ayudábamos a plantar y a vender, Patricia se encargaba casi siempre de plantar y yo y mi hermana de vender, ella decía que a los niños siempre era mas fácil que le compraran porque eran mas de fiar, ganábamos bastante dinero con eso, pero  después de un tiempo Patricia dejo ese trabajo de lado, decía que tenia muchos gastos, poco después falleció por un tumor pulmonar.

Yo comencé a trabajar en un bar de allí cerca, era poco dinero pero era algo, de aquel siempre que podía robaba un poco de comida para poder alimentarnos, gracias a eso teníamos un poco de pan que llevarnos a la boca.

A Vanesa se le ocurrió la idea de seguir con el negocio que tenia Patricia, un día se me acerco y me dijo: Oye Patri, un amigo me a ofrecido trabajar para el, seria una buena manera de ganar dinero.

Yo pensé que podía tener razón, en realidad cuando trabajábamos con Patricia ganábamos suficiente dinero, y ahora lo necesitábamos, no teníamos casa porque Patricia falleció de un infarto y su casa la derrumbaron, así que nosotras nos quedamos en la calle, a veces íbamos a dormir a casa de amigos pero no siempre podíamos, necesitábamos el dinero a si que aceptamos el trabajo, nos fue muy bien, yo me manejaba muy bien en esas cosas, tenia muchos trucos para vender y nos fue muy bien.

Un día tuvimos un encargo muy grande, era algo con mucho dinero de por medio, este negocio por fin nos ayudaría a poder vivir en condiciones, bajo un techo. Estábamos esperando al hombre en un callejón oscuro, serian las siete de la tarde, estaría a punto de llegar, pero para nuestra sorpresa la una que apareció por allí era la policía, a mi y a uno de mis amigos nos llevaron al centro por ser menores, a los demás a la cárcel. Me metieron en el centro unos 10 meses y luego como todavía no tenia los 18 años fui al orfanato con mi hermana.

Cuando ya tenia los 18 salí del orfanato, ya estoy mas centrada se diferenciar lo que esta bien de lo que esta mal, trabajo en una tienda de ropa como dependienta, y estoy pensando estudiar. asique por favor le pido señora jueza que deje la custodia de mi hermana Vanesa en mis manos para que así podamos vivir la vida que nos merecemos.

 Un cordial saludo. Patricia Ramírez Pérez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario