Estimada señora jueza:
Ya que usted me pregunta lo ocurrido quiero explicarle todo
desde el principio, mi madre me tubo con tan solo quince años, era solo una
niña y muchas veces se dispuso abortar pero no tubo valor, mi padre solo fue un
rollo de una noche, el tenia mujer e hijos y nunca quiso saber nada de mi, ya
tenia su familia formada.
Cuando yo tenia seis años quedo mi madre nuevamente
embarazada, del mismo hombre que nuevamente la dejo nada mas saber lo ocurrido,
esta ves se fue para no volver, nueve meses después ya nació mi hermanastra,
era preciosa, morena con unos ojos negros como el carbón, se llamaba Vanesa.
Vivíamos con mi abuela en un barrio pobre, mi madre todavía
era joven para independizarse, eso decía mi abuela, además tampoco tenia dinero
para comprar una nueva vivienda.
Mi abuela murió tres años después, nos dejo su casa y todos sus
vienes ya que mi madre era hija única, tampoco era gran cosa pero por lo menos
nos daba para comer algo.
Mi madre empezó ha trabajar de limpiadora para una mujer del
barrio, Marisol, esta mujer era una de las pocas personas que tenían dinero,
tampoco se le ponía decir que tenia mucho pero por lo menos tenia para llegar a
fin de mes teniendo para comida, agua, luz, gas y una de las mejores casas de
todo el barrio, tenia muchas joyas porque al parecer su padre era joyero y
diseñaba todas las joyas que vendía y se quedaba siempre una muestra de
recuerdo, esta mujer siempre que íbamos a su casa nos daba de merendar
magdalenas y bizcochos que estaban muy buenos, era una mujer simpática y anciana, tenia sesenta y ocho años años.
Yo como es normal nunca fui a la escuela, me tenia siempre
que quedar en mi casa cuidando de mi hermana y de la casa, además era demasiado
caro escolarizarnos, todo lo que tenia que aprender me lo enseñaron en la
calle, aprendí a valerme por mi misma para no tener que pedirle nada a mi madre
ya que ella siempre llegaba tarde a casa y siempre llegaba algo rara.
Apenas teníamos dinero y lo que ganaba mi madre era apenas
doscientos euros al mes y no todo iba para nuestro bien, mi madre siempre decía que
había que dejar algo siempre para los “vicios”. No pagaba la luz ni el agua así
que nos la cortaron la luz y teníamos que estar siempre con velas para
alumbrarnos y la electricidad la cogíamos de las farolas que había en la calle.
Un día nos hizo una visita un hombre muy puesto llamado
Cristián, era un amigo de mi madre, pero este parecía diferente, nos saludo y
se presento, los otros solo venían de noche o para recoger a mi madre y
llevarla a cenar, mi madre nos los presento como su novio, no nos tubo que
explicar nada lo entendimos perfectamente.
Cristian era un señor muy bueno, aunque un poco misterioso,
siempre llegaba para cuidarnos cuando mi madre se iba a limpiar a casa de
Marisol, nos hacia el desayuno, se quedaba un rato con nosotras y luego se iba
por asuntos de trabajo, o eso es lo que el decía, siempre iba acompañado de un
maletín o de un bolso para hombre de cuero, se le veía de dinero, eso nos ayudo
a mejorar la economía en casa y a que pusieran otra vez la luz y el agua.
Un día cuando yo tenia ya trece años me levanto mi hermana antes
de la cuenta porque decía que no podía dormir, serian las seis de la mañana,
cuando estábamos despiertas escuchamos a mi madre hablar con Cristian de algo
de unas joyas y de venderlas, al poco tiempo de escucharlos entro mi madre en
el cuarto y nos dijo que cogiéramos solo lo imprescindible, nos vistiéramos
rápido y nos montáramos en el coche de Cristian que nos estaba esperando en la
puerta de casa, nos dijo que no preguntáramos que solo nos diéramos prisa,
nosotras sin saber el porque le hicimos caso. Llevábamos ya por lo menos una
hora de camino en coche asta que llegamos a un lugar que parecía estar alejado
de todo, era un barrio muy extraño hay nadie parecía ser de fiar. Cuando
paramos nos recibió una mujer muy simpática, que se llamaba como yo, Patricia,
ella nos dijo que diéramos una vuelta por el barrio mientras que ella hablaba
con Cristian y mi madre.
Pasaba el tiempo y nosotras nos impacientábamos por saber que
era lo que tanto hablaban en aquella casucha, cuando íbamos por las calles todo
parecía muy siniestro, se escuchaban personas gritar, llorar a niños corriendo,
portazos, amenazas... aquel barrio no me gustaba nada en absoluto.
Por fin terminaron de hablar y salieron de la casa, mi madre
nos estuvo diciendo que este iba a ser nuestro nuevo hogar, que esta vez tenían
mucho dinero, pero que primero tenían que invertirlo para que este dinero aumentase y nos
pudiéramos ir a un lugar de mas calidad, a donde quisiéramos nos dijo.
Meses después estábamos en casa todos viendo la tele, cuando
de repente se escucharon sirenas y a todo el mundo gritar mi madre y Cristian se
pusieron muy nerviosos y lo primero que nos dijeron fue que subiéramos a la
habitación y nos escondiéramos y que pasara lo que pasara nuestra madre era
Patricia Duran, antes de darnos cuenta ya se los habían llevado, a mi madre se
la escuchaba desde arriba gritar que no se la llevaran que no era justo,
nosotras teníamos miedo, mi hermana lloraba con el corazón encogido, no
podíamos hacer nada, teníamos que hacerle caso.
Esta fue la ultima vez que vi a mi madre, Patricia acogió a
mi hermana como a una hija, ella necesitaba una madre y ella no podía tener
hijos porque era estéril de nacimiento, yo no acepte que ella me cuidara, sabia
cuidarme por mi sola, o eso pensaba.
Patricia tenia como un “gran empresa” montada, vendía droga,
marihuana para ser exactos era un trabajo muy bien pagado, yo y mi hermana la
ayudábamos a plantar y a vender, Patricia se encargaba casi siempre de plantar
y yo y mi hermana de vender, ella decía que a los niños siempre era mas fácil
que le compraran porque eran mas de fiar, ganábamos bastante dinero con eso,
pero después de un tiempo Patricia dejo
ese trabajo de lado, decía que tenia muchos gastos, poco después falleció por
un tumor pulmonar.
Yo comencé a trabajar en un bar de allí cerca, era poco
dinero pero era algo, de aquel siempre que podía robaba un poco de comida para
poder alimentarnos, gracias a eso teníamos un poco de pan que llevarnos a la
boca.
A Vanesa se le ocurrió la idea de seguir con el negocio que
tenia Patricia, un día se me acerco y me dijo: Oye Patri, un amigo me a
ofrecido trabajar para el, seria una buena manera de ganar dinero.
Yo pensé que podía tener razón, en realidad cuando
trabajábamos con Patricia ganábamos suficiente dinero, y ahora lo
necesitábamos, no teníamos casa porque Patricia falleció de un infarto y su
casa la derrumbaron, así que nosotras nos quedamos en la calle, a veces íbamos a
dormir a casa de amigos pero no siempre podíamos, necesitábamos el dinero a si
que aceptamos el trabajo, nos fue muy bien, yo me manejaba muy bien en esas
cosas, tenia muchos trucos para vender y nos fue muy bien.
Un día tuvimos un encargo muy grande, era algo con mucho
dinero de por medio, este negocio por fin nos ayudaría a poder vivir en
condiciones, bajo un techo. Estábamos esperando al hombre en un callejón
oscuro, serian las siete de la tarde, estaría a punto de llegar, pero para
nuestra sorpresa la una que apareció por allí era la policía, a mi y a uno de
mis amigos nos llevaron al centro por ser menores, a los demás a la cárcel. Me
metieron en el centro unos 10 meses y luego como todavía no tenia los 18 años
fui al orfanato con mi hermana.
Cuando ya tenia los 18 salí del orfanato, ya estoy mas
centrada se diferenciar lo que esta bien de lo que esta mal, trabajo en una
tienda de ropa como dependienta, y estoy pensando estudiar. asique por favor le
pido señora jueza que deje la custodia de mi hermana Vanesa en mis manos para
que así podamos vivir la vida que nos merecemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario